viernes, 4 de mayo de 2012

Entrevista Manuel V. Segarra Berenguer

Manuel V. Segarra firmó su quinta novela el Día del Libro en la librería Séneca, con gran afluencia de lectores./M.V.S.

"Mi trabajo como periodista y  escritor se ha producido de forma paralela"
Ha presentado su novela ‘La Reina Imposible’, en la que ha cambiado su estilo y las características de los personajes.



Manuel Vicente Segarra Berenguer (Elche, 1959). Nació, en teoría, el 6 de abril pero fue el 5, porque en el registro su padre se equivocó de día. Formó parte del equipo de atletismo de los Salesianos de San Rafael, dónde estudió. Se considera antes escritor que periodista aunque trabajó en diversos medios de comunicación: en Radio Express Cadena Cope, en el periódico Elche, en TeleElx, colaboró con la Agencia Efe y fue corresponsal en Santa Pola para el diario Información. Su trabajo en los diarios lo compaginó con la radio. Se considera escritor de terraza y café, que escribe a mano y se obliga a releer lo escrito mientras lo copia en el ordenador.  Ha presentado su quinta novela, La Reina Imposible.
Pregunta. Usted ha sido periodista muchos años.
Respuesta. No tengo el título de periodismo. Empecé hace mil años haciendo colaboraciones para un periódico. Hacía falta gente en la redacción y me quedé. Llegué a la prensa de rebote. Entonces no había demasiados periodistas titulados ahora lo son todos. Es una profesión agradecida pero la mayoría de las veces no lo es, hay que estar de guardia de forma permanente porque, aunque tienes un horario, un periodista de raza si ve una noticia llama a la redacción.
P. Es una profesión vocacional.
R. Así debería ser en el caso del periodismo. La prensa es una especie de servicio público. La gente necesita, quiere estar informada de forma diversa porque no vale el BOE o la versión oficial. Sin embargo prefiero ser escritor. Hay más libertad, no es tan estresante. Un redactor de radio va con el tiempo pegado a la espalda, te obliga a ir con prisas pero también tiene su recompensa, aunque sea una palmadita en la espalda. Para mí el periodista es el notario de lo cotidiano.
P. ¿No siente deseos de trabajar como periodista?
R. Hay ocasiones en las que voy al ayuntamiento o a una rueda de prensa y me da un poco el “mono”. Pero uno tiene que ser realista y entender que hay mucha gente que está empujando fuerte.
P. ¿Cómo ve a los periodistas de hoy?
R. Los periodistas no preguntan. Hay algunos que se han conformado pero otros no. Tenía un chaval de becario al que mandaba a todas partes porque era el único que veía como un periodista de raza. Aunque se equivocaba, preguntaba, era incisivo y se interesaba. Tenía vocación. No digo quién es porque está por ahí trabajando.
P. ¿Qué le ha gustado más la prensa o la radio?
R. Me gusta escribir pero en la radio ha sido donde mejor me lo he pasado. O peor. En Radio Exprés, éramos dos, el jefe, Paco Escudero, y yo, y nos pilló el atentado de Santa Pola. Hicimos muchísimas horas, estábamos muy cansados de salir muy tarde y entrar muy temprano. Mereció la pena desde el punto de vista informativo, fue un trabajo que hicimos bastante bien.
P. Siempre ha trabajado en informativo local.
R. Siempre he hecho lo mismo. Hace tiempo te trataban despectivamente si decías que trabajabas en un medio local. Pero un primer espada como Pedro Piqueras dijo un día que en la prensa local es dónde de verdad se forja un periodista. Tiene que hacerlo él todo, no tiene un equipo detrás que lo respalda. Aquí un busto parlante es eso, es secretario de redacción, redactor, todo.
P. ¿No ha vuelto a trabajar como periodista desde 2008?
R. He hecho colaboraciones. Pasé una temporada mala y me desvinculé de todo. Un par de años para tirarlos a la basura, ponerles un marco y recordar lo que no me tiene que volver a pasar. Un bajón del que finalmente me recuperé.
P. ¿Cómo ve el futuro del periodismo?
R. El periodismo va a tener futuro siempre. Antes pocos tenían título y de repente empezaron las facultades de Periodismo a proliferar como setas. Ahora nos encontramos con exceso de personal para la demanda que puede haber. Las redacciones nunca han estado al completo, más bien escasas de personal. Encima las cosas se han complicado y las plantillas se han reducido más. Es un momento especial y quiero entender que no hay mal que cien años dure. Es lo que nos toca vivir. Estoy disconforme. Pataleando o gritando pasamos todos por ahí. Acatas al principio, protestas, y en el momento que sales a la calle tratas de sobrevivir.
P. ¿Cómo ve esta época, como una crisis o como un periodo de transición?
R. La palabra crisis en griego significa cambio. Así que si lo dicen los griegos que son los padres de la Democracia… Será un cambio de actitud, de sistema económico, de hábitos.
P. Su paso de periodista a escritor ¿fue un proceso natural?
R. Yo era escritor antes que periodista. Escribir me ha gustado siempre, desde que tenía 13 años contaba mis historietas. Pero plantearme en serio escribir, lo veía como un sueño lejano. Gracias a la concatenación de una serie de circunstancias publiqué mi primera novela. Mi trabajo como periodista y escritor se ha producido de forma paralela.
P. No hay ninguna biografía suya, ni siquiera en sus libros.
R. No soy aficionado a hablar de mí. En mis novelas la editorial ha puesto la primera que hice y la repite en todos los libros.
P. ¿De dónde le viene la pasión por la escritura?
R. En  mi familia nadie es escritor ni militar. Digo militar porque con 17 años me presenté en la Academia Básica de Suboficiales de Tallarn, en Lérida, para ser mando de pelotón en carro de combate, ya que me llamaba mucho la atención. Pero me rechazaron dos años seguidos. Después me llamaron a filas y cumplí el servicio militar en los años 80, en Madrid y me presenté voluntario para escolta de un general. Fueron unos meses largos, de no relajarse nunca y de muchos muertos por atentados. He asistido a muchos funerales con 20 años. No hablo mucho de eso porque fue una temporada dura. Mis padres lo pasaron mal.
P. ¿No se le ha ocurrido escribir sobre esto?
R. No. Miento, sí. Algo tengo escrito por casa, ya veremos si sale. Prefiero escribir sobre otros.
P. En la presentación de su novela La Reina Imposible había mucho público.
R. Estoy muy sorprendido. Había mucha gente que hacía tiempo a la que no veía y me asombró ver la sala llena. Aunque me impresionó más la tarde que estuve en la librería Séneca firmando libros. No había cola pero hubo un goteo continuo de gente. No estaba seguro de esta novela porque tiene un estilo definido, distinto, así como las características de los personajes.
P. Boudica, La Reina Imposible, recuerda a Rodopis, la protagonista de su primera novela La Princesa de las Sandalias, en su carácter, su orgullo y su fuerza.
R. No sé si tengo algún tipo de fijación con este tipo de mujeres. Mis otras novelas, Acero del Rey y Cruces de Seda, son novelas de capa y espada, con una impronta masculina, y en Jinetes al Amanecer, la protagonista es la reina de las Amazonas, una mujer pequeña en una guerra de hombres, que tiene que luchar contra los griegos y lidiar con los príncipes troyanos.
P. ¿Tiene proyectos nuevos?
R. Terminar la trilogía que empecé con Acero del Rey. Y como primicia diré que tengo en mi casa unos folios con el título El Año de los Muertos, relato sobre la epidemia de “fiebre amarilla” que sufrió Elche en 1811, que según tengo entendido fue el origen del Cementerio Viejo. El protagonista es uno de los 34 encarcelados a los que ofrecieron el indulto a cambio de trabajar como enterrador. Sobrevivieron dos y él es uno de ellos.




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